Informe de la añada 2018
Muy buena añada, un invierno frio y seco dio lugar a la primavera, que estuvo marcada por temperaturas suaves y precipitaciones. A finales de mayo, tras una floración óptima, tuvimos un verano, largo, caluroso y seco. Las reservas de agua acumuladas durante la primavera permitieron al viñedo soportar el importante déficit hídrico que tuvo lugar en verano. La garnacha, con su vigor favorablemente ralentizado por esta sequía, nos trajo vinos con una extraordinaria coloración, concentración y equilibrio. El tempranillo, de una gran madurez, aportó al vino toda su fuerza y garantizaron una base estable para el ensamblaje, el merlot también lo mejoró gracias a su carácter untuoso, aterciopelado y persistente.
Los suelos de los viñedos de donde procede tienen un mayor componente cálcico, son mayormente arenosos y con algo de canto rodado. Esta composición del suelo se traduce en vinos mas frescos y frutales. Tras la experiencia en años anteriores, hemos comprobado que una producción mayor demuestra una mayor calidad al tener un mejor equilibro foliar y a una maduración más lenta. Vendimia nocturna para aprovechar el salto térmico y que la uva entre en bodega en óptimas condiciones. Al tener un ciclo de maduración muy similar , Merlot y Tempranillo fermentan juntas. Lo mismo ocurre posteriormente con la Garnacha y el Cabernet Sauvignon. La fermentación alcohólica se produce a temperatura controlada y con levaduras indígenas.
La fermentación maloláctica tiene lugar en barrica de roble francés de primer y segundo uso, donde permanece hasta completar 6 meses de crianza.
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