Su nariz es la luz del medio día y la boca la sensualidad de la noche.
Una tradición de más de un siglo. De carácter sanguino y con marcados aromas de flores moradas y azules, este Gran Reserva demuestra una limpieza inusitada como aquel perfumista cuando sabe que tiene lo que será el perfume de la temporada, formado por sensaciones de AOVE y olivares, notas de vainilla cuando se calienta en leche, en boca es otra sensación. Si la nariz representa el medio día, la boca es la noche, esa sensación de humedad, de libertad, de sinceridad con los destellos de unas luces aunque tenues, representan la vida.
SOBRE BODEGAS RIOJANAS
La familia Artacho tenía ya una honda tradición vitivinícola cuando en 1890 fundó Bodegas Riojanas junto con Rafael Carreras.
Signos de esa tradición son la puerta de piedra que en 1799 permitía el acceso a los viñedos familiares y que ahora se conserva en la entrada de la bodega de Cenicero y muy especialmente los premios otorgados a sus vinos con anterioridad a dicha fundación, como la medalla de oro de la Exposición Universal de Barcelona de 1888 A lo largo de sus más de 100 años de historia, los sistemas de elaboración han evolucionado, porque en Bodegas Riojanas la innovación no está reñida con el respeto a la tradición.
Ser una bodega clásica no implica hacer un vino antiguo, y por ello se han incorporado las técnicas de vinificación más avanzadas que permiten una adaptación a las tendencias actuales del mercado. Todas la labores que se desarrollan desde que comienza a brotar la uva hasta que el vino llega a su mesa están desarrolladas o dirigidas por el personal de Bodegas Riojanas, teniendo siempre como objetivo de sus acciones la máxima calidad.
El equipo que forma el personal de Bodegas Riojanas, es su mayor activo y vuelca su entusiasmo y experiencia en los productos que ofrece siendo su máximo orgullo obtener la satisfacción de todos los consumidores.
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